A la hora de hablar del PaaS IT siempre habrá mucha tela por cortar. Se trata de una de las plataformas que mayor gestión ofrece, dado que se encuentra en el nivel intermedio entre lo que es el IaaS y el SaaS. Prácticamente, esta capa de software predetermina la manera en cómo triunfa el cloud computing en el mercado, ya que estructura todo el sistema de gestión que tienen los participantes.
Un usuario final que se encuentra en SaaS, en la mayoría de los casos, puede llegar a desconocer por completo qué es lo que existe detrás de la arquitectura de trabajo con la que suele operar. Esto es similar a lo que ocurre en la vida cotidiana de todas las personas, que desconocen en esencia qué existe entorno al concepto de la electricidad, pero de la cual se hace un uso doméstico o industrial en todo momento.
Facilidad en la gestión
Lo más importante del PaaS en este momento de la historia es que su gestión puede realizarse desde cualquier parte del mundo. Lo que resulta impactante para el mundo de la informática es que el desarrollo de software pueda ejecutarse a distancia, bajo una lógica operacional que rompe el modelo tradicional donde los analistas y los arquitectos debían permanecer en una misma sede de trabajo para orientar los requisitos.
Sobre el proceso de calidad, precisamente se ha dicho mucho, puesto que ahora los inspectores de calidad pueden realizar su trabajo de una manera muy dinámica y objetiva, realizando informes en tiempo real que vienen a ser atendidos por los desarrolladores con la mayor brevedad posible.
Trabajando con recursos escalables
Sin embargo, todo esto sigue siendo parte del modelo tradicional; no hay nada extraordinario en ello respecto al montaje y planteamiento de la solución de problemas. Lo que sí resulta importante destacar es, en el proceso de estructuración de requisitos, cómo se debe configurar el hardware.
Durante el proceso de planificación de requisitos existe un apartado donde el arquitecto de software debe estimar exactamente qué tipo de recursos de hardware necesita para un adecuado desarrollo del software.
Dicho análisis debe ser desde dos perspectivas: los requerimientos mínimos y los requerimientos recomendados. Y es aquí donde viene a tomar propiedad el hecho de que el cloud computing se presente como un proyecto escalable, donde la implementación del servidor a través de diversas regiones del mundo y la construcción de diversos nodos de trabajo facilitan el rendimiento operacional de los sistemas en la nube.
Cambios en el día a día del analista
Los analistas de calidad de nuestra era tendrán como misión prioritaria, más allá de toda la implementación y lógica de trabajo del software, del análisis de código, de que los requerimientos estén cumpliendo con las expectativas de la manera óptima, algo imprescindible: la comprobación.
El primer paso esencial es comprobar que toda la arquitectura de hardware y cada módulo de trabajo esté respondiendo efectivamente a todas las condiciones para sostener el software y dar todo su potencial para sujetar un universo tan exigente como lo es el cloud computing.
Aquí entran en juego todas las características del servidor, como es la velocidad del procesador, el tipo de memoria, su capacidad de almacenamiento, entre otras de las grandes virtudes que sirven de ensamblaje para cada dato procesado tenga la finalidad que se busca.
La importancia de una buena estimación de recursos
En cuanto al hardware, si no existe una óptima configuración de los sistemas, se corre un enorme peligro de que todo se vaya a pique. Un desastre informático a razón del mal empleo de los recursos de hardware y software no puede permitirse.
Un fallo de gran magnitud, aparte de miles de millones de dólares para las empresas en pérdidas, también puede representar una suma igual de cuantiosa como indemnización por la pérdida de recursos. De esta manera, los sistemas de calidad y los inspectores tienen una importante misión al diagnosticar exactamente qué recursos son necesarios para cubrir la demanda del mercado y poder brindar un servicio del todo fiable y seguro.