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«Nuestros pensamientos serán una combinación de inteligencia biológica y no biológica», declaró Kurzwell. «Vamos a combinarnos y mejorarnos. Desde mi punto de vista, esa es la naturaleza del ser humano, superarse a sí mismo. Podremos superar nuestras limitaciones y pensar en la nube. Vamos a poner puertos de entrada a la nube en nuestros propios cerebros.» Otra de las famosas predicciones de Kurzwell es que la singularidad tecnológica (el momento en que la inteligencia artificial supere a la humana) se dará en 2045. Anteriormente, Kurzwell ha acertado varias veces con sus predicciones sobre tecnología; por ejemplo, en la década de los 90 anticipó que para 2009 la tecnología wifi estaría muy extendida, la gente usaría principalmente ordenadores portátiles y las gafas podrían incorporar dispositivos electrónicos. En este mismo evento, Kurzwell también advirtió del posible peligro de los avances tecnológicos: «como llevo escribiendo desde hace 20 años, la tecnología es una espada de doble filo. El fuego nos ayudó a mantenernos calientes y cocinar nuestra comida, pero también quemó nuestras casas. Todas las tecnologías encierran promesas y peligros.»Los wearables, un primer paso en la conexión humana a Internet
Los wearables (del inglés «vestir» o «llevar puesto») son dispositivos electrónicos que el usuario incorpora en alguna parte de su cuerpo y que se comunican continuamente con él y con otros dispositivos a través de Internet. Estos dispositivos empezaron a popularizarse en 2010, en torno a la fecha en la que Kurzwell predijo la aparición de las «gafas inteligentes». En efecto, las gafas Google Glass son un buen ejemplo de este tipo de dispositivos, ya que se llevan de manera similar a unas gafas normales y permiten añadir elementos de realidad aumentada al entorno. Otros ejemplos típicos de wearables son los relojes (como el popular Apple Watch), las pulseras tipo Nike Band o las zapatillas de deporte con GPS. La evolución de los wearables y de sus usos está muy ligada a la de la tecnología big data, ya que estos dispositivos generan grandes cantidades de información. Pensemos, por ejemplo, en una pulsera que transmite continuamente datos sobre el ritmo cardíaco, el gasto energético y otros indicadores de salud de los usuarios. Analizar esta información para extraer conclusiones sobre los patrones de conducta del usuario es una de las vías más interesantes del marketing del siglo XXI, pero resultaría imposible sin herramientas de tipo big data. Según el último estudio de IDC publicado el pasado mes de junio, el mercado de aplicaciones para este tipo de dispositivos vivirá una auténtica explosión en los próximos años, pasando de 2500 aplicaciones en 2014 a 349.000 para 2019. Se trata de un gran paso adelante en el sector tecnológico, aunque la Agencia Española de Protección de Datos y la Comisión Europea han expresado preocupaciones sobre el impacto de los wearables en la privacidad de los usuarios.Post relacionados:
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