Efectivamente, Amazon ha vuelto a “petar”. No es la primera vez que lo hace, ni será la última. Podemos leerlo aquí. ¿Vamos por ello a dejar de trabajar sobre Amazon? ¿Sería una decisión acertada?
Básicamente, tenemos dos alternativas:
En primer lugar, podemos cambiar de proveedor: ¿garantizamos así un aumento en la disponibilidad del servicio? Es posible que sí, pero muy probable que no. Las contingencias a las que se ve expuesto el gigante de Seattle, también son susceptibles de afectar a los otros grandes proveedores.
En segundo lugar, podemos ocuparnos de todo nosotros mismos. Es decir, podemos trasladar nuestras aplicaciones a nuestras oficinas (situadas a menudo en nuestros polígonos y ciudades remozadas ad infinitum), conectarlas a nuestros operadores de telecomunicaciones y a nuestras compañías eléctricas, ponerlas en manos de nuestros empleados, etc. ¿Habremos minimizado así realmente los riesgos? ¿Es de naturaleza racional confiar más en nuestros sistemas por que están más cerca y los podemos ver, tocar, etc.?
El cloud es un nuevo paradigma y sin duda necesitamos un periodo de adaptación y asimilación de sus peculiaridades. Dentro de poco seremos capaces de administrar plataformas desde una capa de abstracción que se encuentre por encima de las distintas “nubes”, con lo que seremos capaces de implementar plataformas distribuidas sobre diferentes proveedores, minimizando de esta manera los riesgos.
Como apunta Josep Valor del IESE en este vídeo sobre cloud computing, el cloud ha venido para quedarse. Toda resistencia no hace más que minar todavía más la maltrecha competitividad de las empresas españolas.
Álex Casanovas